El diario EXPANSIÓN, dentro de las actuaciones relacionadas con el 25 aniversario de su fundación, acaba de sacar una nueva colección de libros de las obras imprescindibles de la economía y el management.
El primer libro de la colección «El arte de la guerra» de Sun-Tzu se podía adquirir la semana pasada por 1€. Aunque ya lo tenía de hace tiempo lo volví a comprar. Es un libro breve (que todavía no he leído) con la particularidad en esta edición que adapta los aspectos relacionados con la táctica militar de Sun-Tzu al mundo de la empresa.
Ayer publicaban «La era de las turbulencias» de Alan Greenspan, el que fue presidente de la Reserva Federal de USA y al que se ha acusado de ser uno de los causantes de la actual crisis financiera, 500 páginas que prometen, si algún día encuentro tiempo para leerlo.
El viernes regresaba de Málaga y en el aeropuerto fui a comprar el periódico Expansión, que traía un suplemento acerca de cómo salir de la crisis, donde había entrevistas a agentes políticos, sociales, financieros y empresariales, un resumen de la situación económica que atravesamos y las posibles soluciones. Cuando llegué ya estaba agotado, sin embargo, al día siguiente…
El sábado me acerqué al quiosco donde habitualmente compro el periódico, compré el expansión junto con el libro y a la vez pregunté si tenían el Expansión del viernes. La chica que me atendió se hizo la sueca inicialmente (aunque por el acento era argentina) pero después me preguntó «¿me has pedido el periódico de ayer?». Contesté afirmativamente y me dijo que esperara, que quizás lo tendrían embalado para devolución.
Según decía esto, escuché a otra de las chicas del quiosco «¡ahora a desembalar, cortar y volver a embalar, más trabajo!». No se cortó un pelo y lo dijo de muy mala gana. La argentina entró en el almacén y enseguida sacó el periódico del viernes con el periódico, el suplemento y la revista «Fuera de Serie» a la que me he aficionado últimamente, aunque te aconsejen llevar Rolex de a seis mil euros en la muñeca (exagero un poco, también hay cosas razonables).
Agradecí a la chica que me hubiera sacado el periódico del viernes y llegué a algunas conclusiones:
– la chica que renegaba no era dueña del negocio, porque no es razonable que no venda algo a algún cliente si lo tiene, solamente por hacer un pequeño esfuerzo (si hubiera estado muy recogido y empaquetado el periódico, me habría tocado esperar más)
– la chica que amablemente me buscó el periódico tampoco era dueña del negocio puesto que si lo fuera, su compañera no hubiera dicho lo que dijo, salvo que fuera una reivindicación, lo que no sería oportuno hacer delante de un cliente
– la dueña (o dueño) del negocio tiene un serio problema de motivación del personal
En resumidas cuentas, es difícil de comprender que pidas algo en cualquier tienda y te digan que no lo tienen a sabiendas de que lo tienen. Parece que algo falla en el negocio…